Visit Website

Zoelia Frómeta Machado Poetry|Cuban poems in spanish |Famous poems in spanish

Zoelia Frómeta Machado 

Soledades
 
Este día comienza la soledad.
Este día largo en su bostezo de aire indetenible.
La soledad comienza por lamer mis talones.
Desordenar mi apariencia modosa
y a veces cursi de mujercita, no del siglo 24.
Sin posmodernidades, poses o diatribas
que nada tienen que ver con la existencia de este día
que la soledad es la taza de café y la avenida
estrecha, sin ruidos y una conversación
de ¿vendrás esta noche?
Y el último sorbo de té y otro gesto sin importancia.
 Esta conversación que nos acerca y dilata el deseo.
Otra taza de silencio y un roce de ojos
con la complicidad de quien lo sabe todo.
 
Entonces como irse lento en un sueño
de aguas, la soledad de este día se sujeta
a la costumbre, a mi porfía de estoy
y soy el gato sobre el travesaño que mira
viejas sombras escurrirse sobre las casas en calma.
Pienso que nunca he amado más la soledad
que en este segundo que es y no es y el silencio
 puede ser infinitud libertad.
 
 
Una morada y un montón de epitafios bajo el sol
 
La casa es silencio prolongado.
Solo mariposas, gusanos y las orquídeas
intactas al desastre ¿cómo saberlo? si la apariencia
puede ser una idea que discurre en la mente.
Miro la vieja reproducción de Chagall casi sin color.
Pienso en su dueña. La muchacha que se fue de prisa.
Huyó de la costumbre de los pueblitos y las miradas
detrás de las ventanas a medio entrever.
Tenía 15, recuerda. Es una imagen, borrosa
detrás del cristal se diluye entre epitafios, cariños y aguaceros.
La soledad no es de ella, ni de la casa.
Pertenece a un país afiebrado.
De una mentira o tal vez, una frase.
¿Podría una frase dar testimonio o ser puerta sin salida?
¿La impronta de alguna palabra, que no dicha
 y pensarla enchina la piel o se torna verso inconcluso?
 Contemplo el tigre en la repisa de la sala que todos celebran sin piedad.
Duerme su siesta sobre el regazo de Baudelaire
Y luego vendrá a mis manos con mansedumbre felina.
Recuerda…. estoy en mi cama, una mujer duerme y sueña en mí
como si fuera otras mujeres, ¿podré prohibirle a esta mujer
que silencia sus ojos, que no mire el horizonte, que no sueñe
con aquella calle de Madrid donde vio los ojos de un extraño
ronronear los suyos en busca de la palabra que nunca dijo?
¿Y si esa extraño existió en su testa de ninfa? ¿si esa mujer fuera ese extraño?
Entonces quién no ha dicho la verdad, quién no se atrevió a mirar.
 ¿Tal vez, miedo a ser visto, contemplado como aquella esfinge
en el templo del Creador?
 
 
Parte del TODO, ecuación infinita
 
Cuando decidió cruzar la acera, la calle era una ecuación infinita.
Justo donde comienza el gesto se perdían todas las señales.
Un interrogante.
¿Había vuelto para nombrar o para decir?
La vaguedad de una pregunta era, solo eso: vaguedad.
En su bolso de mano, junto al labial, pestañas postizas, maquillaje.
Una carta al padre sin concluir.
¡Maquillaje! Sí, justo.
Encubrir las canas, los ojos hinchados, las tristezas
y otras minucias que atesoran las mujeres como trofeos.
No sabía si algo de eso le pertenecía o recibido.
Es extraño hablar de pertenencias en un mundo globalizado.
No era un juicio. La impresión de ser ella
 calma el desamparo de las hormigas en la cocina.
El bolígrafo rueda de sus manos.
Filippa que dormía a sus pies, abre los ojos y bosteza.
-Cariño, no es hora de levantarse.
Dijo y sonrió al can que le recordaba
la felicidad de ser parte y ser TODO.

 
Toda ceniza dejará un rastro
 
Atravieso el fuego de la luz.
Ahora sé, que también, he dormido con el guerrero
asirio, poseí sus ojos y su cabeza.
No me vanaglorio de esa noche o todas las que vendrían.
Solo veo el atardecer con ojos de niña sorprendida.
El mundo es dulce como una manzana.
Nada puede condenarme.
Lo sabes, porque has dormido con gentileza a mi lado
anticipando la sombra y la enunciación de la llama.
Vimos juntos crecer los rosales
Donde los días parecían urbes interminables.
¿Qué agradeces esta noche que el susurro del viento
 es resonancia de instantes y encuentros posibles?
Recuerda toda ceniza dejará un rastro
 huellas, olores y hasta un sabor que incita.
Nada es para siempre, pero tú eres
quien elige y celebra, quien ve el paisaje
y abraza los pormenores con ternura de perro.
 
 
Una definición para olvidarnos no es lo que Soy
 
Entonces, cómo decirme, si ni siquiera sé mi nombre real.
Porque este nombre, no es lo que soy.
Ni la sombra de este cuerpo esbelto y deseoso.
Nada, en el vacío es sólo eso, vacuidad
que se repite y canta y celebra su no existencia.
Tú ¿Quién eres? ¿A caso el vecino, el perro callejero, la niña
que corre por el bosque creyendo que el lobo la persigue?
No me digas. Beberé mi te de rosas y pasaré la hoja
de este día con benevolencia de un río que roza sus aguas
la sombra de los pájaros, sin decir nada.
No puedo nombrarte sin nombrarme.
También hay en mi boca sabor a cotidianidad
a felicidades que atisban por todas partes.
No sé si al partir, llevaré conmigo este viento
que agita estas ganas de quedar quieta cuando llueve
y me hagas el amor sintiendo correr la lluvia por la espalda.
La muerte, tal vez no me asusta como debería.
He leído libros y desvelado mi piel para saber
que ahora estoy aquí.
Siendo. Solo así de simple, sin adjetivos o metáforas.
Siendo.
Miro dese mi pie izquierdo el mundo.
Todo es tan femenino que me hago círculo.
Madeja que rueda para ovillarse junto a tu costilla.
Sin olvidar que mi pie izquierdo gruñe, pone reglas, ordena
y controla, entonces duermo a tu lado, olvido que
 puedo ser agria, mentir y robarte pedazos de paciencia.
También hay una mujer dócil, fresca, que ama desnudarse
 danzar enroscada al cuello de tus silencios.
Como este día sé que celebrar 58 años me aleja
de ciertas manías, ciertas costumbres. Me apego
 más a calma de las colchas, la soledad de los libros.
Voy y vengo con descaro, con énfasis en los instantes.
Pero hoy iremos por vino y trozos de queso fermentado.
Estaremos hasta que no haya noche y el día nos alcance
como dos fugitivos que se ven y desean sin secretos
porque saben que algo más allá de su piel y su deseo les habita.
 

La mujer de Lot, no extraña, solo volvía para mirarse en el fuego
 
Exacta en ese instante en que el paso y el recuerdo
se vuelven uno, deja que el cuerpo ensarte sus pensamientos
igual que hebra de hilo por el ojo de una gota de aguja.
Todo en el universo se mueve a ritmo acompasado.
Vaivén suave parece arrullar y la quietud se hace
en cuanto sostiene y existe.
 
Ideas, asombros y discursos
 nos circundan para nombrarnos.
No olvides que fuiste hecho a semejanza
 del día y la noche
de la oscuridad y la luz.
En ti los Universos y todas las Galaxias.
¿Vendrás conmigo?
No duermas con la extranjera dice el eco de los padres y los extraños.
Esta mujer que conoces ya no puede convertirse en sal.
 Ahora, puedo ver sin nostalgia cada paso
 y el recuerdo que le antecede sentencia acordada.
Me abandonan los miedos. Gomorra es palabra que arde
                                            bajo la sombra de la Salamandra.
 
Deja mujer que a tu espalda el fuego con su verbo nombre la existencia.
Bebamos otro café y contemplemos las cenizas caer estrepitosas.
Hila y deja que los juicios, los segundos, la mentira en letras doradas
                                                                                   rueden voraces.
No olvides tener compasión por los voraces.
por los niños que lloran a la hora de dormir
ellos habitan en ti como el fuego y tierra que sustenta tu paso.
Deja que esa tierra ponga palabras en tu garganta.
Bebamos café con leche
 “¿Comerás una Magdalena para recordar?”
Ella sonríe a la fotografía.
¿Está pensando que pronto celebrará su estar aquí?
¿Hubo alguna vez un nacimiento? ¿Acaso lo que soy no es eternidad?
Tal vez sea necesario. Reclasificar la historia y los mensajes.
Limpiar los closets, sacudir las esquinas
donde el polvo guarda su antigüedad
 y
las hormigas pasean su suave andar.
Tener nuevos invitados al ágape.
 
La mujer de Lot no extraña, solo gira para mirarse en el fuego
que consumió su desespero y sus ansias.
Saluda la existencia, dice la voz.
Saluda la existencia de cada cosa creada
                     y deja que la tierra sostenga tu redención.

 
Confesiones
 
No sabía que éramos y confusos nos perdimos
en las jerigonzas. Aprendimos a deletrear
 palabras a medias. Citas y huidas.
¿Será que alguna vez sepamos algo diferente a lo que sabemos?
Nos incrustamos en los cuadros de familia, para aparentar ser
 el personaje que sonríe mientras el fotógrafo hace un ademán
para que el acomodo será perfecto.
Son palabras de alguna parte, pedazos de pensamientos
y recuerdos rotos: niñas del barrio, la Zoe de ojos de avestruz.
Los muchachos que crecieron apretando su cuerpo
 a los pantalones.
Éramos, si éramos, nosotros, tú y yo.
Nos vimos desde la oscuridad y las manos se encontraron.
Escribiste un poema, yo deletreaba una canción
aprendida en la antigua Lemuria.
Quién sabe si olvidar era el acertijo.
Te extraño. Dijiste, volveré y yo te vi lejano
entre las brumas de las eras.
Nos vimos y una ráfaga de viento se llevó las lágrimas.
Hay sucesos que son para quedarse en la mirada
como un misterio que no se comparte.
Y uno crece y se hace grandecita, adulta.
Hace el amor con extraños y bebe cerveza en una plaza de Madrid.
Parece que, desde algún sitio, seguimos mirándonos.
Intentado encontrar las manos, el beso que el aire
estrelló contra una ola, en aquella playa de Cartagena.
Se han escabullido los instantes, las siluetas, los ruidos de las tazas.
Las risas de los niños, el pianista de la Plaza, la tía que vino de París.
 Madre y su cara sonriente en aquella fotografía
que me recuerda, reír cuando el telón cae, las aguas
diluyan los sermones y no sea tan moza.
Ni atrevida como entonces.
Puede ser ¿Y si no existieran imposibles?
No sé, aún recuerdo el olor a café y cardamomo
entrando por las rendijas y tú desde alguna parte
mirando mis manos sostener un puñado de tierra.
 
 
Volver a la ternura del fuego es celebrar el canto de sus alas
 
Tarde que me regocijo bajo la sombra de la llama.
Restos personales dispersos por los ángulos y las estrías del sueño dónde estoy.
En este sueño hay un nombre y una historia. Nunca dije la verdad.
 Crecí teniendo miedo a las jaurías, los venablos, pero el canto
del ciprés, en largas tardes, alivia en el recuerdo la mano de mamá
que ha partido distante y cariñosa con la ternura en el hondo
aljibe de sus labios. Estar aquí, al cobijo de la sombra
de las cosas que nos han precedido tiene la suavidad
del verso que arropa en el corazón antes de ser palabra escrita.
Voy sin saberlo tras el rastro que dejan estos segundos.
Me construyo de instantes, de porvenires, paisajes
 en que soy y me siento salamandra.
Voy regenerando cada hueso, cada trozo de escritura
ciudades que transité dejando un recuerdo o una
frase que no supiera a despedida.
La niña de trenza creció con temor a los adioses.
A las casas vacías donde una salamandra transparente
desde alguna pared parecía mirarla. Acusarla de olvido.
Sabes que los fantasmas de la desesperación se han mirado
 
Algún lugar en mí te espera para tomarme de la mano
y caminar, caminar por los eternos reposos del fuego.
He pasado de un trazo a ser la salamandra que ve
el horizonte y sueña con la gloria de sus alas.
 
 
Reseña Biográfica
Zoelia Frómeta Machado: Cuba. Maestría en enfoque psicoterapéuticos cognitivo-humanista, (México), Lic. en Literatura y español (Cuba) Bibliotecóloga (Cuba) Graduada en técnico medio en Periodismo (Cuba) Psicoterapeuta, Conferencista y tallerista en temas de Desarrollo personal, Gestión de emociones y Espiritualidad.
Tiene publicado varios libros en España, Colombia y Cuba y en diversas antologías Internacionales.
Ha trabajado como académica y maestra invitada en varias Universidades de México. Actualmente trabajo en un Proyecto personal de Inteligencia emocional con niños, adolescentes y padres.
Premios literarios:
Premio poesía: Concurso territorial “Santiago de Literatura”. Santiago de   Cuba, 1993
Premio poesía: Concurso Nacional “Primero Sueño” Homenaje a Sor Juana Inés de la Cruz” de la Revista “Vivarium“. Ciudad de la Habana, núm. XIII, diciembre, 1995
Premio poesía: Concurso territorial “Al Sur está la poesía”. Granma, Cuba, 1997
Premio poesía: Concurso “Fidelia”, que otorga la Unión de Escritores y Artistas de Cuba de la Ciudad de Bayamo, Cuba, 1996
Premio poesía: Certamen “Ciudad”. Bayamo, Cuba, 1997
Mención: Concurso Nacional de poesía “Manuel Navarro Luna. Cuba, 1987        
Mención: Concurso Nacional de Poesía “Adelaida del Mármol. Holguín, Cuba, 1989
Mención Honrosa: Concurso Internacional de Poesía “Safo” de la revista homónima. Chile, 1996
Segundo accésit: Concurso de la Revista “Palabras Diversas”. España, 2007
Finalista del Concurso de la Editorial “Poesía eres tú”. España, Madrid, 2009
PUBLICACIONES (Libros)
 Pasos de ciego (poesía), Cuba, Bayamo, Ediciones Bayamo, 1995.
Ave de tránsito (poesía), Cuba, Ciudad de la Habana, Ediciones UNIÓN, 1997.
Dos poetas cubanos. Colombia, Ediciones Exilio, 1997.
Pasión de los delfines (poesía), Cuba, Santiago de Cuba, Editorial Oriente, 1999.
El fervor de las bestias (poesía), EU, Virginia, SIE, Editorial Obsidiana Press, 2007.
Auto de fe o Libro del hereje (poesía), España, Editorial Poesía eres tú, 2009.

Post a Comment

Visit Website
Visit Website